Escuela de servicio 2002



Anuncio 01: SOY TU SERVIDOR

26/04/02

Disposición inicial

Cantamos: preparen el camino

 

 

Características de un servidor (del retiro de servidores de 2001):

 

·         Es fiel en el desierto.

·         Disminuye para que crezca el Señor.

·         Elije seguir a Jesús.

·         Allana el camino.

·         Está atento a las necesidades de los otros (esto incluye estar atento al llamado).

·         Da la vida con alegría.

·         Es humilde, creativo y valiente.

·         Sirve con los pies en el agua (así como bautizaba Juan).

 

Juan 1, 19-34 Jesús, el cordero de Dios

 

 

Entonces, ¿qué es un encargado de Servicio musical?

 

El diccionario nos dice: Encargado: alguien a quien se le ha encomendado algo.

Lo más significativo es que quien nos ha encomendado algo es Jesús. Y esto que nos encomienda o nos encarga es simplemente construir el reino de Dios, caminando la santidad desde un llamado particular, personal y comunitario.

Particular: a cada uno se nos reveló de diferentes formas.

Personal: me lo hizo a mí, me pidió a mí que hiciera esto o aquello.

Comunitario: De una manera particular y personal hizo este mismo llamado a otros hermanos para que con su particularidad y personalidad desarrolle la santidad y sea lugar de rescate para el otro.

 

Un encargado de servicio asume la responsabilidad de exponerse, de servir al Señor a pesar de nosotros mismos (timidez, poco estudio, desafinación, mal genio, ¡o todo lo contrario!). Y asumir esta responsabilidad no es para tomar a la ligera. Dios nos pide poder reflejarse en nosotros, nos pide que lo mostremos vivo, por eso lo que sostiene el servicio es el modo en que lo reflejamos, el modo en que nos dejamos ser instrumento de la gracia de su Espíritu Santo.

 

Y solo podemos ser lugar de recate si asumimos ser templo del Señor.

Templo: lugar en que se rinde o se supone rendirse culto al saber, la justicia, etc.

 

Cantamos: Lo que hasta ahora

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dinámica

 

Compartimos la realidad de cada uno a partir de una pregunta: ¿Cómo está la casa que ofrezco al Señor?

 

Servir al Señor es un llamado, y nosotros ya le dijimos que sí.

Ser llamados al servicio nos supone discípulos, nos propone seguir al Señor de un modo único y peculiar. Y nos derrama el mismo don pastoral que les dejó a los 12.

Lancémonos con la certeza que Jesús nos acompaña como hermano, que el Espíritu Santo nos conduce como pastor a sus ovejas y que Dios nos ama como un padre a sus hijos.

 

Oración final

 

La invitación es a revisar el llamado, a recordar el momento y a volver a decirle que sí pero desde un lugar de fe más adulto, con un discernimiento más profundo.

 

Cantamos: Hoy quiero decirte que sí